domingo, 24 de febrero de 2013

La evaluación de los docentes


La evaluación de los docentes
En los últimos años la evaluación de la actividad docente ha alcanzado una mayor relevancia fruto del requerimiento de incrementar la calidad del proceso educativo y de mejorar el aprendizaje de los estudiantes universitarios.
Siempre que se realiza una evaluación hay una serie de cuestiones previas que nos debemos plantear para que ésta responda adecuadamente al propósito de la misma, por tanto tendremos que plantearnos las siguientes cuestiones: ¿para qué se evalúa a los profesores?, ¿por qué se debe evaluar?, ¿quién debe evaluar?, ¿qué se debe evaluar?, ¿cómo se debe evaluar?, ¿en base a qué criterios?, y ¿qué repercusiones conllevaran los resultados?
La evaluación del profesorado universitario responde a diversos propósitos:
·      Acreditar los méritos suficientes cuándo se opta a una plaza (evaluación sumativa, sancionadora o de certificación)
·      Obtener la información suficiente de su labor durante un periodo docente (evaluación formativa)
·      Optar a la promoción docente (evaluación que certifica la progresión del desempeño docente (profesional) y que conlleva un mayor reconocimiento profesional acompañado del correspondiente incremento salarial.
Quién puede evaluar al profesorado universitario:
ž   Los propios compañeros/colegas.
ž   Los estudiantes.
ž   El director del departamento al que está adscrito.
ž   El propio profesor.
El cómo se puede evaluar al profesorado:
Disponemos de una gran variedad de instrumentos que facilitan la recogida de los datos, utilizaremos unos u otros en función de los objetivos de la evaluación; entre ellos podemos mencionar:
ž   Cuestionarios, escalas, test.
ž   Cuestionarios auto-aplicados.
ž   Visionado de grabaciones con escalas y listas de control.
ž   Observaciones de las clases por parte de compañeros o de evaluadores externos.
ž   Entrevistas.
ž   Análisis documental.
ž   Comparando los niveles alcanzados en el rendimientos para poder analizar la actuación de los alumnos de uno mismo con otros indicadores (resultados en otras clases paralelas, con estándares de test de instrucción o de habilidades cognitivas).
ž   Auto-evaluaciones, auto-informes.
Con esta pluralidad de instrumentos podemos obtener información de carácter cuantitativo y cualitativo por parte de todos los colectivos informantes que pueden intervenir en la evaluación del profesorado y obtener una mirada más amplia desde diferentes perspectivas de la actividad docente.
Siempre es interesante poder contrastar la información obtenida por el afectado (el propio profesor) con la proporcionada por los otros colectivos (colegas, alumnos, responsables), siempre se aconseja la triangulación de los datos para asegurar la fiabilidad de los mismos y ratificar el propio proceso de evaluación.
De todas formas, quisiera centrarme en la auto-evaluación del propio profesor porque considero que su desempeño profesional es una de la claves para mejorar la calidad del proceso educativo y porque conlleva en sí misma una fuerte carga motivadora además de auto-compromiso. Algunos autores así lo manifiestan y se refieren a ello:
El conocimiento y la comprensión de uno mismo, son claves para el crecimiento profesional y que la mejor forma de mejorar éstas es dar al profesorado más control y responsabilidad en la auto-evaluación.
Clandinin y Connelly (1988)[1]
Las evaluaciones de los profesionales más importantes son aquellas llevadas a cabo por los profesionales mismos.
Stufflebeam y Shinkfield (1985)2

La autoevaluación la entiendo como aquella evaluación que realiza el propio interesa, en este caso el docente, sobre su actividad; es una mirada hacia sí mismo dentro de su actividad profesional para detectar aquellos aspectos que son mejorables y tomar las decisiones oportunas; ello significa marcarse unos objetivos y decidir que actuaciones realizará para lograrlos.
Existen diferentes instrumentos para la realización de la autoevaluación:
-            Hojas de auto-clasificación: Son listas de comportamiento específicos que pueden estar elaboradas previamente por un grupo de expertos en evaluación o por el propio profesor. Cada docente se clasifica a sí mismo.
-            Elaboración de autoinformes por escrito referentes a la preparación de sus clases o al desarrollo de las mismas: narrativas, diarios reflexivos,...
-            Filmaciones de sus propias clases para visualizarlas y revisar su actuación con algún instrumento de observación dirigida, que centrará su mirada en aspectos concretos que deberías estar fijados previamente.

La "Comissió d’Avaluació de la Docència de la Universitat de Barcelona" (CADUB: 2009) considera el auto-informe como «una peça clau del procés d’avaluació, tant perquè aporta a la Comissió Avaluadora informació qualitativa proporcionada pel professorat, com perquè és la dimensió que millor ha de servir al professorat per fer un procés d’anàlisi i de reflexió sobre la pràctica docent. Cada professor ha de fer una valoració personal de la seva tasca docent». De nuevo se evidencia la importancia de la autoevaluación en la mejora de la calidad de los procesos docentes.
Asimismo me parece interesante la definición que Cabrera (2007: 9) establece sobre los auto-informes porque nos ofrece una visión amplia de los mismos, conjuga diferentes instrumentos de recogida de la información y revela el protagonismo del propio sujeto.
Defino los autoinformes como aquellos procedimientos de recogida de información donde la persona informa sobre las elaboraciones mentales y experiencia subjetiva que la persona realiza sobre sí misma, sus emociones y actitudes, así como sobre sus conductas a partir de un proceso de auto-observación. Su diferencia con las técnicas de encuesta y entrevista con las que puede tener cierta similitud es que no requiere un proceso de interrogación o de comunicación cara a cara. Dentro de los autoinformes destacan los de naturaleza nominal y los escalares como se recogen en el cuadro siguiente.
Técnicas de autoinforme
Escalares
wEscalas tipo Thurstone
wEscalas tipo Lickert
wDiferencial semántico de Osgood
wEscalograma de Guttman
Nominales
wInformes narrativos: diarios reflexivos, relatos, etc.
wInformes descriptivos.





F. Cabrera (2007)

Considero que vale la pena enfatizar la variedad de técnicas que facilitan la recopilación de la información y recordar que su elección responde a los objetivos de la evaluación, a las dimensiones de la práctica docente que se quieren evaluar y a los criterios que previamente se han determinado.
La CADUB en su Manual d’avaluació de l’activitat docent del Professorat de la Universitat de Barcelona (2009) considera que el contenido del auto-informe debe referirse a los siguientes apartados:
a)    Planificación de la actividad docente
b)    Desarrollo de la actividad docente y de la profesionalidad docente.
c)    Resultados de la actividad docente
d)    Otros aspectos (opcional).
Del mismo modo Tejedor y Jornet (2008) se refieren a la información que debe aportar cada profesor en el proceso de su evaluación y destacan dos tipos de documentos:
1)            Un autoinforme de actividades docentes, referido al conjunto de las asignaturas impartidas en titulaciones oficiales en el periodo evaluado. En él proporcionará información de carácter cuantitativo y evidencias sobre sus actividades docentes.
2)            Un autoanálisis de la práctica docente en el que aportará reflexiones y valoraciones sobre la propia. El docente deberá analizar su actividad y su entorno en cada una de estas dimensiones[2], detectar puntos fuertes y débiles, y realizar propuestas de mejora. Se pretende que dichas propuestas sean tenidas en cuenta en el momento del autoanálisis en el siguiente periodo.
Tejedor y Jornet (2008)

Para concluir diremos que la auto-evaluación efectuada con compromiso comporta mejoras en desempeño de la actividad docente, y éstas a su vez repercuten en la calidad de la enseñanza universitaria.



Bibliografía
-Cabrera, F. (2007) Instrumentos de medida y evaluación: una propuesta de clasificación. Documento inédito extraído de la presentación realizada por la autora para el acceso de la cátedra “Instrumentos de medición y evaluación educativa” del departamento de Métodos de Investigación y Diagnóstico en Educación de la  Facultad de Pedagogía, Universidad de Barcelona.
-Cruz Avila, M (2007) Una propuesta para la evaluación del profesorado universitario. [director de tesis: Jaume Serramona López] Universidad Autònoma de Barcelona. Departamento de Pedagogía Sistemática y Social. Trabajo de investigación para la obtención del grado de doctor.
-Tejedor, F.J.; Jornet, J. M. (2008). La evaluación del profesorado universitario en España. REDIE: Revista Electrónica de Investigación Educativa, Nº. Extra 1. http://redie.uabc.mx/NumEsp1/contenidotejedorjornet.html.
-Universitat de Barcelona (2009) Manual d’avaluació de l’activitat docent del Professorat de la Universitat de Barcelona. Edició 2009


[1] y2 Citado en: Cruz Avila, Martha (2007:58) Una propuesta para la evaluación del profesorado universitario. [director de tesis: Jaume Serramona López] Universidad Autònoma de Barcelona. Departamento de Pedagogía Sistemática y Social. Trabajo de investigación para la obtención del grado de doctor.
[2] Las dimensiones se ajustan a las cuatro fases tradicionalmente consideradas en un proceso de mejora continua:
1. Planificación. Se definen las acciones que se llevarán a cabo.
2. Acción (hacer). Se refiere a la implantación y puesta en marcha de los planes.
3. Comprobación. Se miden los resultados conseguidos tras la implantación.
4. Revisión. Se identifican, en función de los resultados de la evaluación, los aspectos que deben ser modificados en la planificación de nuevos periodos.

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