La
evaluación de los docentes
En los
últimos años la evaluación de la actividad docente ha alcanzado una mayor
relevancia fruto del requerimiento de incrementar la calidad del proceso
educativo y de mejorar el aprendizaje de los estudiantes universitarios.
Siempre
que se realiza una evaluación hay una serie de cuestiones previas que nos
debemos plantear para que ésta responda adecuadamente al propósito de la misma,
por tanto tendremos que plantearnos las siguientes cuestiones: ¿para qué
se evalúa a los profesores?, ¿por qué se debe evaluar?, ¿quién
debe evaluar?, ¿qué se debe evaluar?, ¿cómo se debe evaluar?, ¿en
base a qué criterios?, y ¿qué repercusiones conllevaran los
resultados?
La
evaluación del profesorado universitario responde a diversos propósitos:
·
Acreditar
los méritos suficientes cuándo se opta a una plaza (evaluación sumativa,
sancionadora o de certificación)
·
Obtener
la información suficiente de su labor durante un periodo docente (evaluación
formativa)
·
Optar
a la promoción docente (evaluación que certifica la progresión del desempeño
docente (profesional) y que conlleva un mayor reconocimiento profesional
acompañado del correspondiente incremento salarial.
Quién
puede evaluar al profesorado universitario:
Los
propios compañeros/colegas.
Los
estudiantes.
El
director del departamento al que está adscrito.
El
propio profesor.
El
cómo se puede evaluar al profesorado:
Disponemos
de una gran variedad de instrumentos que facilitan la recogida de los datos,
utilizaremos unos u otros en función de los objetivos de la evaluación; entre
ellos podemos mencionar:
Cuestionarios,
escalas, test.
Cuestionarios
auto-aplicados.
Visionado
de grabaciones con escalas y listas de control.
Observaciones
de las clases por parte de compañeros o de evaluadores externos.
Entrevistas.
Análisis
documental.
Comparando
los niveles alcanzados en el rendimientos para poder analizar la actuación de
los alumnos de uno mismo con otros indicadores (resultados en otras clases
paralelas, con estándares de test de instrucción o de habilidades cognitivas).
Auto-evaluaciones,
auto-informes.
Con
esta pluralidad de instrumentos podemos obtener información de carácter
cuantitativo y cualitativo por parte de todos los colectivos informantes que
pueden intervenir en la evaluación del profesorado y obtener una mirada más
amplia desde diferentes perspectivas de la actividad docente.
Siempre
es interesante poder contrastar la información obtenida por el afectado (el
propio profesor) con la proporcionada por los otros colectivos (colegas,
alumnos, responsables), siempre se aconseja la triangulación de los datos para
asegurar la fiabilidad de los mismos y ratificar el propio proceso de
evaluación.
De
todas formas, quisiera centrarme en la auto-evaluación del propio profesor
porque considero que su desempeño profesional es una de la claves para mejorar
la calidad del proceso educativo y porque conlleva en sí misma una fuerte carga
motivadora además de auto-compromiso. Algunos autores así lo manifiestan y se
refieren a ello:
El conocimiento y la
comprensión de uno mismo, son claves para el crecimiento profesional y que la
mejor forma de mejorar éstas es dar al profesorado más control y
responsabilidad en la auto-evaluación.
Clandinin y Connelly (1988)[1]
Las evaluaciones de los
profesionales más importantes son aquellas llevadas a cabo por los
profesionales mismos.
Stufflebeam y Shinkfield
(1985)2
La
autoevaluación la entiendo como aquella evaluación que realiza el propio
interesa, en este caso el docente, sobre su actividad; es una mirada hacia sí
mismo dentro de su actividad profesional para detectar aquellos aspectos que
son mejorables y tomar las decisiones oportunas; ello significa marcarse unos
objetivos y decidir que actuaciones realizará para lograrlos.
Existen
diferentes instrumentos para la realización de la autoevaluación:
-
Hojas
de auto-clasificación: Son listas de comportamiento específicos que pueden
estar elaboradas previamente por un grupo de expertos en evaluación o por el
propio profesor. Cada docente se clasifica a sí mismo.
-
Elaboración
de autoinformes por escrito referentes a la preparación de sus clases o al
desarrollo de las mismas: narrativas, diarios reflexivos,...
-
Filmaciones
de sus propias clases para visualizarlas y revisar su actuación con algún
instrumento de observación dirigida, que centrará su mirada en aspectos
concretos que deberías estar fijados previamente.
La
"Comissió d’Avaluació de la Docència de la Universitat de Barcelona"
(CADUB: 2009) considera el auto-informe como «una peça clau del procés
d’avaluació, tant perquè aporta a la Comissió Avaluadora informació qualitativa
proporcionada pel professorat, com perquè és la dimensió que millor ha de
servir al professorat per fer un procés d’anàlisi i de reflexió sobre la
pràctica docent. Cada professor ha de fer una valoració personal de la seva
tasca docent». De nuevo se evidencia la importancia de la autoevaluación en
la mejora de la calidad de los procesos docentes.
Asimismo
me parece interesante la definición que Cabrera (2007: 9) establece sobre los
auto-informes porque nos ofrece una visión amplia de los mismos, conjuga
diferentes instrumentos de recogida de la información y revela el protagonismo
del propio sujeto.
Defino
los autoinformes como aquellos procedimientos de recogida de información donde
la persona informa sobre las elaboraciones mentales y experiencia subjetiva que
la persona realiza sobre sí misma, sus emociones y actitudes, así como sobre
sus conductas a partir de un proceso de auto-observación. Su diferencia con las
técnicas de encuesta y entrevista con las que puede tener cierta similitud es
que no requiere un proceso de interrogación o de comunicación cara a cara.
Dentro de los autoinformes destacan los de naturaleza nominal y los escalares
como se recogen en el cuadro siguiente.
Técnicas de autoinforme
|
|
Escalares
|
wEscalas
tipo Thurstone
wEscalas
tipo Lickert
wDiferencial
semántico de Osgood
wEscalograma
de Guttman
|
Nominales
|
wInformes
narrativos: diarios reflexivos, relatos, etc.
wInformes
descriptivos.
|
F. Cabrera (2007)
Considero
que vale la pena enfatizar la variedad de técnicas que facilitan la
recopilación de la información y recordar que su elección responde a los
objetivos de la evaluación, a las dimensiones de la práctica docente que se
quieren evaluar y a los criterios que previamente se han determinado.
La CADUB
en su Manual d’avaluació de l’activitat docent del Professorat de la
Universitat de Barcelona (2009) considera que el contenido del auto-informe
debe referirse a los siguientes apartados:
a)
Planificación
de la actividad docente
b)
Desarrollo
de la actividad docente y de la profesionalidad docente.
c)
Resultados
de la actividad docente
d)
Otros
aspectos (opcional).
Del
mismo modo Tejedor y Jornet (2008) se refieren a la información que debe
aportar cada profesor en el proceso de su evaluación y destacan dos tipos de
documentos:
1)
Un autoinforme de actividades docentes, referido al conjunto de las
asignaturas impartidas en titulaciones oficiales en el periodo evaluado. En él
proporcionará información de carácter cuantitativo y evidencias sobre sus
actividades docentes.
2)
Un autoanálisis de la práctica docente en el que aportará reflexiones
y valoraciones sobre la propia. El docente deberá analizar su actividad y su entorno en cada una de
estas dimensiones[2], detectar puntos fuertes
y débiles, y realizar propuestas de mejora. Se pretende que dichas propuestas
sean tenidas en cuenta en el momento del autoanálisis en el siguiente periodo.
Tejedor y Jornet (2008)
Para
concluir diremos que la auto-evaluación efectuada con compromiso comporta
mejoras en desempeño de la actividad docente, y éstas a su vez repercuten en la
calidad de la enseñanza universitaria.
Bibliografía
-Cabrera, F. (2007) Instrumentos
de medida y evaluación: una propuesta de clasificación. Documento inédito extraído de la presentación realizada por la autora
para el acceso de la cátedra “Instrumentos de medición y evaluación educativa”
del departamento de Métodos de Investigación y Diagnóstico en Educación de
la Facultad de Pedagogía, Universidad de
Barcelona.
-Cruz
Avila, M (2007) Una propuesta para la evaluación del profesorado
universitario. [director de tesis: Jaume Serramona López] Universidad
Autònoma de Barcelona. Departamento de Pedagogía Sistemática y Social. Trabajo
de investigación para la obtención del grado de doctor.
-Tejedor, F.J.; Jornet, J. M. (2008). La evaluación del profesorado universitario en España. REDIE:
Revista Electrónica de Investigación Educativa, Nº. Extra 1. http://redie.uabc.mx/NumEsp1/contenido‐tejedorjornet.html.
-Universitat de Barcelona
(2009) Manual d’avaluació de l’activitat docent del Professorat de la
Universitat de Barcelona. Edició 2009
[1] y2 Citado en: Cruz Avila, Martha
(2007:58) Una propuesta para la evaluación del profesorado universitario.
[director de tesis: Jaume Serramona López] Universidad Autònoma de Barcelona.
Departamento de Pedagogía Sistemática y Social. Trabajo de investigación para
la obtención del grado de doctor.
[2] Las dimensiones se ajustan a las cuatro fases tradicionalmente
consideradas en un proceso de mejora continua:
1. Planificación. Se definen las
acciones que se llevarán a cabo.
2. Acción (hacer). Se refiere a la
implantación y puesta en marcha de los planes.
3. Comprobación. Se miden los
resultados conseguidos tras la implantación.
4. Revisión. Se identifican, en
función de los resultados de la evaluación, los aspectos que deben ser
modificados en la planificación de nuevos periodos.
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